EXPEDICIÓN AUSAN
Relato de un desafío extremo
Mi primera gran incursión en tierras desérticas, supuso no solo un desafío para mi cuerpo que debía superar los obstáculos que me encontraría en aquellas tierras malditas sino también para mi mente que debería enfrentarse al desgaste de un lugar que no está hecho para el hombre.
TRAVESÍA POR AGUAS SAGRADAS
La primera parte de mi expedición se vi truncada por un problema ajeno a mí, la empresa con la que había contactado para que me proveyera del servicio del kayak que usaría para navegar el lago, no contaba con el material adecuado anteriormente, eso me dejo sin opción para poder navegar como tenía pensado desde principio, No obstante decir que, a pesar de eso, pude disfrutar como turista de los encantos nativos de un lugar místico.
Tendré que esperar hasta la próxima ocasión para poner a prueba mi destreza con el kayak.
UYUNI: EL DESIERTO BLANCO
Mi gran prueba de fuego, nunca antes había hecho una prueba con la que me iba a enfrentar ahora. Fueron 3 días intensos, donde unos 160km separaban mi destino del final del camino
Partí desde el pueblo de Uyuni, y me adentré ene le salar como quien se adentra en las puertas del averno, temeroso y angustiado por no saber qué me iba a encontrar allí.
Esos días fueron los más duros que recordaba de toda mi vida, con una media diaria de 50 km, el cansancio, las condiciones del clima, el trazado del terreno y el desgaste mental por la monotonía de un terreno baldío, hicieron mella en mi autoestima.
Pero a pesar de los innumerables inconvenientes que se plantearon, pude alcanzar el fin, en los tres días, como había planeado, siendo récord en sí mismo para mí y para el mundo de lo que había logrado. Me sentí orgulloso por haber acabado, pero sobre todo aliviado, fue duro para mí, enfrentarme a ese mar muerto.
ATACAMA: EL INFIERNO EN LA TIERRA
Describir el desierto de Atacama es nombrar un mal conjunto de elementos que representen la sed y el dolor que allí viví.
Sabía que la ruta seria compleja pero no al punto en que lo viví, el lugar se presentó como una cubierta reseca de tierra muerta, latente en corazón de desgaste que provocaría en mí mis peores deseos de abandono.
La ruta que inicialmente planifique tuve que abandonarla, pues el gran inconveniente se presentó ante incluso de empezar a andar, suerte o maldición no sabría decir que fue.
Pero pude reaccionar y modificar la ruta convergiendo en la que sería mi camino final a través del desierto.
Fueron 5 días angustiosos de interminables marchas y percances sin fin, en donde el calor seco, el terreno muerto y el sobreesfuerzo fueron mis acompañantes todo el camino.
Mentiría si digiera que llore, pero poco me falto cuando vi aquella carretera que marcaría el final de mis días en aquel lugar.
Una media de 60 km diarios, con un racionamiento estricto de agua y comida, mermaron infinitamente mi voluntad, que se sostuve por la promesa de no abandonar nunca ni retroceder jamás.